Neverland

Se le erizó la piel cuando los labios de An le alcanzaron el lóbulo de la oreja, pero tuvo que romper el contacto para empezar a desabrocharse botones de la camisa, que era al parecer lo que la chica quería. - No prometo nada. - Contestó con una sonrisa torcida metiéndole las manos en los bolsillos traseros del pantalón cuando le besó otra vez. - Pero pondré un post-it. - La apretó contra su cuerpo valorando la posibilidad de echarse en el sofá con ella encima, porque si tenía que subir escaleras a la cama no iba a llegar.

Dejo entrever una pequeña sonrisa cuando el chico dijo que no prometía nada, y acto seguido le puso el dedo índice en la boca, diciendo que no tenía que hablar, después An barajó posibilidades para poder encontrar un sitio en el que estar cómodos, y su habitación no estaba entre esos sitios precisamente, puesto que en ese momento las escaleras eran un gran inconveniente.

-No desaparezcas y así no tienes que dejar post-it- después le besó de nuevo, esta vez bajando por el cuello dejando alguna que otra pequeña marquita, mucho menor que la que llevaba el chico aquel día en la piscina

No le importó demasiado que An le mandara callar ni que le marcase el cuello. Era todo parte de un juego al que le encantaba jugar y que no tenía unas reglas escritas, eso lo hacía infinitamente más interesante. Su camisa estaba abierta del todo y seguían sin tener un sitio donde echarse para ser revoltosos, así que Morten rodeó con los brazos las piernas de Anäis justo debajo del trasero y la levantó en el aire como si fuera un peso pluma. Realmente no era mucho más que eso. Con cuidado de no matarse empezó a subir la escalera con ella a cuestas tratando de adivinar qué puerta era la indicada.

Inaudito, no se habían matado. Contento por su triunfo de escalada con chica - que debería considerarse deporte olímpico - se tiró sobre la cama con An satisfecho de poder presumir de no ser demasiado ansioso con esos temas. Contrastando con su faceta bruta en general era cierto también que cuando estaba con una mujer se tomaba su tiempo para hacer bien las cosas, muy achuchado tenía que ir para ponerse a arrancar ropa en plan Rambo. Le estiró a Anäis la camiseta hacia arriba para estar en igualdad de condiciones y luego le besó en hueco de la clavícula con una ternura sorprendente viniendo de él. - Estás guapa. - Dijo. Los cumplidos no eran su fuerte y su voz seguía sonando seca y dura cuando los hacía, pero eran sinceros al menos.

An sólo esperaba que aquello no le acarrearse dolores de espalda al chico en un futuro, pero ahora mismo, ese pensamiento pronto se disipó pues el chico le quitó su camiseta, algo, lógico, si tenemos en cuenta que ella había hecho lo mismo hace unos instantes. Sonrió tímidamente al chico, tumbada en la cama, dejando ver su blanca sonrisa. -Eso es que hace mucho tiempo que no me ves- le dijo mientras levantaba una mano y le acariciaba la mejilla con cariño, se estaba empezando a pillar por aquel chico, mentira, estaba pillada por aquel chico. Después levantó un poco la cabeza y besó al chico en la frente, como si fuese su madre, cualquier otra persona, pensaría que era extraño hacer aquello en una situación como aquella, pero en aquellos momentos, An tenía la sensación de que tenían todo el tiempo del mundo, y que no tenían por qué meterse prisa

Después del beso en la frente Morten le acarició la tripa con las yemas de los dedos, dibujando circulitos en su piel. - Mentira. - Negó. - Ya eras guapa antes de que me mandaran fuera. - No le costaba tanto como se había temido en un principio ser cariñoso con Anäis. Las trabas que pudieran presentársele no eran por falta de voluntad sino porque carecía de referentes. Jamás en su vida había estado cerca de una pareja que se tratara con amor, así que no sabía qué cosas se hacían y cuáles no. No se le habría ocurrido por ejemplo acordarse de la fecha en la que empezaron a salir para poder luego celebrar aniversarios, ni se le pasaba por la cabeza. Esas cosas no se nacía sabiéndolas, había que aprender y él no podía copiarse de nadie.

Se estremeció ante las caricias que Morten le hacía en la tripa, no por que le desagradaran, sino, por que la chica tenía muchos cosquillas. -Vale.. entonces, lo que tú digaas- le dijo dándole un pequeño beso en los labios, si él decía que ella era guapa, pues lo sería, An nunca se había preocupado de eso. -Yo que pensaba que las chicas de la ciudad me odiaban por tener el novio más lindo de la ciudad, y parece ser que es por que soy guapa... bueno saberlo- acto seguido soltó una pequeña carcajada, no demasiado sonora, sino por la broma.

Acto, seguido An pasó las manos por su cuello atrayendo al chico hasta ella, si aquello era posible, menos mal que la noche era fresca, al menos eso pensaba An que tenía el termostato fundido con la cosa del fuego

Se apoyó con las dos manos en la cama a ambos lados de los hombros de An cuando la chica le atrajo hacia sí. Era la postura más cómoda porque podía besarla solo agachando un poco la cabeza, cosa que hizo. Tres veces. - Dudo que te envidien mucho, nena. - Tuvo que abrirle los ojos. - No soy muy codiciado por ahí. Ya habrás observado que me cuesta hacer amiguitos. - Se notaba por su tono de voz lo poco que le importaba eso. Es más, si le preocupara ya se molestaría en cambiar de actitud, pero en realidad iba por ahí provocando a todo el mundo como si le gustara andar a malas con su entorno.

El chico se colocó encima de An, pero apoyando los brazos, es decir, que el chico no dejaba caer el peso encima de la chica. Le besó, pero besos cortos, a los que a An no le daba tiempo ni de responder. -No todo el mundo te conoce, muchas otras te juzgan por el físico, motivo más que suficiente para odiarme- Sabía perfectamente que a Morten le importaba una mierda lo que la gente opinase o dejase de opinar de él, pero An siempre trataba de sacarle el lado positivo a todo, así que aquélla era otra forma de verlo. Después cansada del juego de besarla y separarse, le besó, pero esta vez de forma duradera

Supo que le estaba diciendo que él también era guapo y sonrió complacido. Cuando notó otra vez los labios de An sobre los suyos se acostó a su lado y la abrazó por la cintura, enredando una pierna entre las de ella y tratando de desabrocharle el pantalón sin mirar. La tarea no era muy complicada pero él estaba desentrenado y le llevó unos minutos, qué humillante. - Voy a tener que practicar.

El chico no dijo nada más sino que practicó toda una gimnasia para tratar de quitarle los pantalones a ella, hasta que finalmente An decide ayudar al chico y finalmente se deshace de los pantalones quedándose en ropa interior, menos mal que ella cuidaba hasta ese tipo de cosas, no fuese a pasar que ocurriesen cosas como estas . -Me parece que sí- dijo tras separase unos segundos para volver a besar al chico mientras le quitaba a él también los pantalones, cosa, que a priori no parecía una tarea muy complicada, pero, lo era

Se consoló viendo que ella también estaba bastante torpe, y después recuperó algo de su antigua habilidad para terminar lo que había empezado y hacer cosas que no se narrarán aquí Cuando terminaron ya estaba muy oscuro fuera y Morten supuso que podría quedarse a dormir allí. Noora tenía bastante comida en su cuenco de rata para aguantar hasta el día siguiente sin su dueño y a él no le apetecía marcharse corriendo.

La miró travieso con ganas de fastidiar y le tiró de la sábana hacia abajo para hacerle cosquillas en cuanto recobró el aliento. - La chica de los recados tiene cosquillas. - Sentenció como si no fuera más que obvio. Esperaba que no fuera a tirarle una bola de fuego por aquello, ya sería mala ostia. Paró para que no se hiciera pis encima de la risa y se quedó algo pensativo. - ¿La chica de los recados tiene comida en la nevera? e___e

Y justo cuando había vuelto a su ritmo de respiración normal, el chico empezó a hacerle cosquillas, y ella no pudo evitar retorcerse sobre sí misma, buscando la manera de librarse del chico, entre carcajadas, pero justo fue cuando escuchó lo de la chica de los recados, si ella no era ninguna chica de los recados.

-La chica de los recados es Gillian, yo no hago recados- pensaba que se lo había comentado al chico, pero o no la había escuchado o no se había enterado. -Eh... sí, claro que tengo algo de comida, lechuga - evidentemente era broma, ella no tenía sólo lechuga, es más, dudaba de que ahora mismo hubiese algo, no por que se lo hubiese comido, sino, por que desde que hace deporte, y entrena con Niahm, ha cambiado bastante su dieta

Claro que sí, estaba en un error. ¿A qué se dedicaba si no? A ver si se había confundido con otra... pero desde luego no con Gillian. - Malkovich es dependienta de váteres. - Le recordó para que quedara claro que no estaba para nada pensando en la otra cuando le había llamado así. - Espero que eso de la lechuga sea mentira... ay Dios. - Se llevó una mano a la frente angustiado, que a él después de hacer ciertas cosas siempre le entraba un hambre canina. - Si no hay nada más voy a tener que comerte a ti. - Amenazó dándole un bocado en el brazo como adelanto de lo que se encontraría a la vuelta si la nevera estaba desprovista. - Voy a mirar. - Se levantó sin molestarse en ponerse nada de ropa encima y bajó las escaleras tratando de averiguar dónde estaba la cocina de An.

Lo que ella pensaba, no se había enterado que ella no era ninguna chica de los recados, tsk, ella servía para algo más que para llevar cafés, y más ahora que no había nadie a quien llevárselos. -Me parece que tú no te has acabado de enterar de que yo capturo humanos e Insólitas, a la prueba está de los dos humanos nuevos que había en el laboratorio- no es que se sintiese especialmente orgullosa, pero es lo que habían mandado y ella no había puesto objeciones a la hora de cumplir su tarea.

-Eh... ahora que lo pienso, me estás llevando por la mala, vida, ya ni siquiera como lechuga- estaba bromeando con eso de echarle la culpa a Morten de que su dieta se hubiese visto alterada. pero nunca estaba de más el echarle las culpas.

-No serías capaz de comerme- le dijo retándole, claro que no sería capaz, que se suponía que la quería mucho, y claro si se la comía luego no podría estar más con An e__e. Después se levantó se puso la camisa del chico, que ya era costumbre, y bajó para ayudarle a encontrar la cocina, que estaba pegada al salón, debajo de las escaleras, no tenía pérdida

Oyó lo que le decía mientras bajaba las escaleras y se dio cuenta de que él carecía de esa información. O desde luego si se lo había dicho alguna vez él no la había escuchado. - ¿Capturas gente? - Preguntó vivamente interesado. Había alcanzado la nevera y ahora veía a Anäis caminar hacia él con su camisa. Como le cambiaran el uniforme y le hicieran llevar camiseta la que más lo iba a sentir sería la joven, de eso no había duda. - Así que eres mala. En realidad peor que yo - Porque él solo tenía que pegarse con los intrusos al MIB, era de seguridad, pero ella iba por el mundo cazando niños como un ogro.
Abrió la puerta del frigorífico y encontró un montón de paquetes envueltos en papel de aluminio. - Será mejor que saques tú algo... - Que igual él abría uno y se encontraba con filetes de tofu o alguna asquerosidad semejante.

Vale, el chico no tenía ni idea de qué consistía realmente el trabajo de An, pero quizás es que nunca se lo hubiese perdonado, no es algo que ella fuese gritando a los cuatro vientos, es más, sólo lo sabían Noor y Niahm, y bueno, ahora también Morten. -Eh, sí, ese es mi trabajo, hay mucha gente que se deja guiar por las apariencias, y que se creen que por que tengas una cara simpática, tienes que ser buena- seguro que Morten se pensaba que ella era una buenaza, pero no, no sabía cuán equivocado estaba, era buena con los MIB's, es decir, con la gente con l que se podía confiar, pero no con todo el mundo.

-Y... no, no soy peor que tú, yo no voy provocando a la gente, simplemente dentro del MIB soy simpática y fuera soy insoportable, tú... lo eres siempre- le dijo con una sonrisa, claramene la chica estaba bromeando, que Morten no era insoportable con ella, ni mucho menos.

-Eh... tienes cereales, carne, huevos y... sopa, es que... no suelo comer aquí- sí, tenía la ne vera un poco muy paupérrima, pero es que sii la chica no comía en casa... pues no necesitaba más

Cuando Niamh le había preguntado toda inocente si él había aprendido mucho de Anäis no recordaba exactamente qué le había contestado, pero la respuesta desde luego era que sí. "Creen que porque tengas una cara simpática tienes que ser buena". ¿Acaso no era eso mismo lo que pensaba Morten de ella? Que era ingenua y una buenaza, que sería facilísimo enamorarla y ganarse su lealtad como la de un perrito. Bueno, allí estaba, ya lo había logrado... y ahora se preguntaba hasta qué punto era cierto y la joven no le estaba dando tres vueltas. Quizá solo dejaba que se confiara porque tenía sus propios planes para Standgaard, planes retorcidos de mujeres que él no podía ni imaginar. El cazador cazado. - En eso tienes razón, soy insoportable. Y además me voy a comer tus cereales. - Se acercó a ella caminando despacio descalzo sobre el suelo de la cocina para mirarla más de cerca. ¿Qué escondes dentro de esa cabecita, An? - ¿Cómo están las cosas en el MIB, ya manda alguien? - No le hizo falta alzar demasiado la voz para preguntar porque estaba encima de ella. En cuanto se descuidó le mordió una oreja.

El chico pareció algo dubitativo al escuchar en lo que consistía su trabajo, estupendo, pues es lo que había, cada uno tenía una misión, y ella tenía aquella, tampoco le agradaba, pero tenía que hacerlo, en realidad, era lo único a lo que se dedicaba, pero lo que An no sabía es que entre las dos personas capturadas An había secuestrado a la hermana pequeña de Garrett, que estupendo .

-Eh no, deja unos cuantos, que yo también quiero comer- le dijo mientras el chico le mordía la oreja, y An, como consecuencia, se estremeció, y luego se giró para darle un pequeño beso, sólo a modo de distracción y mientras le quitaba los cereales. -Nunca bajes la guardia- le dijo sonriendo mientras escondía la caja de los cereales en la espalda.

-Pues.. la verdad es que yo no recibo órdenes de nadie, ¿no me ves aquí contigo sin hacer nada?- la verdad es que sólo pisaba el MIB para ayudar a Niahm, y bueno... para que se acordasen de que ella también trabajaba en el MIB y bueno, para ver cómo estaba Lesa, que está leyendo ahora mismo al parecer An era la única persona que no miraba mal a Lesa cada vez que la veía por el MIB

- Eh, venga, trae eso de vuelta. - Que no le tocara las narices con la comida que Morten cuando quería era un pozo sin fondo. Su estómago rugió a modo de protesta cuando la chica le alejó los cereales de las manos y él se quedó con cara de niño contrariado allí en medio, en pelotas para más inri, cruzándose de brazos como si se planteara no respirar. - Que tú no las obedezcas no quiere decir que nadie te las dé. - Puntualizó. - He preguntado pero no me ha quedado muy claro. Lo que pasa es que los guardias tenemos casi jerarquía militar. Yo tengo que hacer caso a un negro muy grande que se llama Mihail y es capitán o algo así, pero ni idea de quién está por encima de ése.

El chico parecía contrariado cuando An le alejó los cereales, la verdad es que tanto le daba, pero claro, le pone la cara esa de niño pequeño y... en fen, que a An le superaba aquello. -No pongas esa cara de niño pequeño, que así no se vale- le dijo mientras se acercaba a él y le daba la caja de cereales, la verdad es que tanto le daba que el chico estuviese como dios lo trajo al mundo.

-Yo nunca cumplo órdenes de nadie, parece que no te has enterado todavía- ella no es que hubiese capturado a los niños por que se lo hubiesen ordenado sino por que los vio allí y pensó que serían de utilidad para lo que sea que le hiciesen en el laboratorio.

-Ser guardia... es aburrido, todo el día encerrado en el MIB cumpliendo órdenes, no, no sería capaz, lo siento- Seguramente estaba echando a perder toda la fama que Morten se había creado de ella, pero en fen, se supone que salen juntos y que... debería enterarse de cómo es an en realidad

Le estaba gustando esa faceta oculta de Anäis malvada, la verdad. Olvidándose momentáneamente de los cereales la acorraló contra la nevera y le besó el cuello dejándole una marca rojiza y pequeña que podría tapar con el cuello de la ropa cuando quisiera. - ¿Mías tampoco? - Preguntó burlón. - ¿Y si te pido amablemente que me devuelvas mi camisa? - Le desabrochó un botón mientras se reía de la pobre opinión que tenía de los guardias. - No te metas con nosotros, somos como las Tortugas Ninja.