Calle Sé

Ha salido de un bar cercano con una especie de... amigo, sí, amigo Por todos es sabido que los lunes es el día para salir a tomar algo con los amigos. Bueno, puede que no, pero la vida presenta varias oportunidades que no puedes dejar escapar y ella desde luego no piensa quedarse aburrida en casa.

Con la espalda apoyada en la pared continúa hablando con el chico con el que ha salido. Esa calle apenas es transitada y a esas horas esta todo el mundo en casa así que no espera encontrarse con nadie.

Esta bastante ocupada con su conversación que cada vez se vuelve más y más interesante (/) que solo se percata de la presencia de Virgil cuando esta allí tocando las narices, su pasatiempo favorito. Ladea la cabeza para mirarle, la verdad es que hace tiempo que no va a hacerle una visita, que no sabe nada de él. Pero en fin.

- Sí –contesta secamente antes de que su amigo pueda hacerlo. Es que le gusta más molestarle a Virgil ella misma a que lo hagan los demás- ¿por qué no continuas tu camino? –Alza las cejas y esboza una media sonrisa.

Esboza una sonrisa más que amplia cuando le dice lo de simpática, ay, pero que bien se llevan estos dos. Lo que no sabe es que pizca le ha picado ahora a Virgil y porque narices no la deja en paz y sigue en sus asuntos. Ah, espera, por el mismo motivo por el que ella también le molestaría. Ladea la cabeza para ver a su amigo y con un movimiento de mano le indica que se marche. No de muy buena gana este acaba por ceder y se aleja y no es hasta que Gillian le pierde de vista cuando le da un empujón a Virgil.

- ¿Qué pasa? ¿Tienes problemas?

Claro que no cuela porque la palabra caballero con Virgil no puede ir unida, es algo que jamás va a pasar. Pone los ojos en blanco y cruza los brazos, aun con la espalda apoyada en la pared. Alza una ceja y le mira con la cabeza ligeramente alzada.

- Vaya... entonces debe de ser que se te da muy mal analizar las situaciones –empieza a decir con tranquilidad porque de nada sirve perder el tiempo enfadándose con él-, además, creo que si me molestara podría ocuparme por mi misma, ¿no crees? Pues ya que has terminado... –hace un gesto con la mano indicándole que puede continuar su camino.

Ya no dice nada más porque ambos saben por qué esta allí Virgil: para tocar las narices. Y la verdad es que lo de indestructible tampoco es cierto. La verdad es que un poco superior si que se siente la mayor parte del tiempo y quizá no sea tanto por lo de haber matado a un hombre que por el as que tiene guardado bajo la manga. Pero esas cosas a él no le interesan y si todo va bien jamás las sabrá. O quizá sí, tiene ganas de darle un susto.

- Vaya, cualquiera lo diría teniendo en cuenta la de veces que has venido a buscarme, pero dado que no vas a marcharte ¿por qué no empiezas a hablar ahora?

Prefiere no decir que si ella no ha ido a buscarle es porque no ha tenido necesidad de ello, puede vivir perfectamente sin ver a Virgil durante un cierto tiempo, además le ha venido bien desconectar de él. Mejor de lo que ella misma esperaba.

Alza las cejas sorprendida y asiente con la cabeza, claro que lo recuerda, un poco aburrido dado que él no parecía muy por la labor de cooperar, pero la cosa acabó bien al fin y al cabo. Una media sonrisa aparece en su rostro y da un paso hacia adelante separándose de la pared y acercándose a él.

- ¿Vamos a hacer botellón en la calle?

Alza las cejas cuando se acerca, la verdad es que ella tampoco tiene pensado hacer nada de eso en la calle porque... le da un poco de asco, esa además no es de las más limpias de la ciudad y también tiene frío, así que todo sea dicho, la idea está más que descartada.

- No, creo que será mejor que ya quede con él otro día –jé – o ambos os podréis en plan macho alfa y no quiero tener que soportar eso –lo que en realidad los dos no saben es que ella con un par de colleja se convierte en la que manda de la manada... bueno, del grupo. De cualquier forma da un paso más para acercarse a Virgil, casi que sus cuerpos están pegados. Esboza una sonrosa y parece que se va a acercar a besar sus labios por en el último momento se separa y se aleja, dispuesta a salir de la calle- te sig0

Jerarquía que, desde luego, ha inventado él como si fuera el rey de la ciudad. Pero no va a entrar en eso porque podrían estar discutiendo durante horas y horas, además, todos sabemos que las cosas siempre acaban de dos formas cuando discuten...

Le mira de reojo cuando la coge por la cintura para conducirla no muy lejos, una señora se queda mirándoles por el camino con cara de “que pareja más adorable” y ella esboza una gran sonrisa. Si la señora supiera... Una vez en el bar y cuando Virgil la suelta se acerca hasta una de las mesas que hay en el fondo, deja la chaqueta en el respaldo y se sienta. Ugh. Menudo antro al que le ha traído. Coge una servilleta para limpiar un poco la mesa y cuando está segura de que no va a coger la peste se apoya en esta, mirando de reojo al chico que sigue en la barra. Por suerte no tarda en volver con la botella de vodka.

- ¿Es una especie de competición para ver quien aguanta más?

Sí, la verdad es que aquel sitio es aun peor de lo que esperaba para él, pero no dice nada al respecto. Simplemente se encoge de hombros, mientras no le salga una rata no se quejará demasiado. Además, si el maniático puede soportarlo ella también.

- Menos mal, creía que era un secuestro –bromea, aunque en tono serio cuando le dice que puede ser una celebración entre amigos. En realidad aquello es raro, pero como todo, así que tampoco le da mucha importancia-. No es que lo crea, es que lo afirmo, señor botellita de agua –esboza una sonrisa burlona y estira la mano para coger la botella de vodka, como él ya se ha encargado de abrirla solo tiene que darle un trago y volver a dejarla en el centro.