La casa de las ardillas

Mueve la cabeza mientras tararea una canción, finalmente las puertas del ascensor se abren ante ella y avanza hasta dejar atrás el elevador. Se detiene ante la única puerta de la estancia y llama repetidas veces, exactamente tres, que el otro día le dio por ver una famosa serie. Claro que se cansa de esperar porque su fiel amigo Scott es un lento.

- ¡Abreeeee! –No hay nada que le guste menos que estar esperando ante una puerta como un pasmarote.

Alza las cejas cuando de repente abre pegando ese grito, puede que ella también le haya llamado a gritos, pero se lo puede permitir porque es la visita y la visita siempre puede hacer lo que quiera.

- Que forma más fea de recibirme –Esboza una media sonrisa y levanta la mano- ¡he traído palomitas! –Ya sabe que no van a ver una película, pero es que ha tenido un antojo y no se ha resistido. Le tiende el paquete para que use ese aparato llamado microondas y haga milagros y después de adentra en la casa. Mira a su alrededor aunque no es la primera vez que esta allí y después se dirige hacia el sofá.

- ¿Tampoco el momento? –Esas cosas no se le pasan por alto, le mira desde su posición, ya que desde allí puede ver la cocina- ¿qué hacías? –Alza las cejas repetidas veces- A lo mejor no quiero saberlo –añade después. Puede ser raro lo que el le responda.

Y ya, ya sabe que no van a ver ninguna película pero como diría su padre “a la niña le apetece y hay que hacer lo que la niña quiere”, puede que quizá este un poco mimada, pero solo un poco. Se quita las sandalias, aun hace calor para llevar el pie descubierto y espera a que Scott vuelva. Ñam. Coge el bol de palomitas y esboza una gran sonrisa.

- ¿Cómo estás? –Se lleva un poco a la boca.

La verdad es que no ha visto como ha negado la cabeza y no lo ha hecho porque haya malpensado de él, es simplemente una costumbre. Ay. En cuanto le da un golpecito en la frente esboza una media sonrisa y le da ella uno en el costado.

- No, la verdad es que no... –tiene que admitir- yo suelo dejar bastante claro cuando alguien me gusta... y cuando alguien me gusta como amigo –que viene a ser un claro “ni te acerques a mí con otras intenciones”-, aunque también es raro que os hayáis estado besando, es totalmente contradictorio –se lleva palomitas a la boca. A lo mejor le daba vergüenza admitir que ella Scott le gustaba algo más o solo finge. - Raro.

Cuando se aleja no puede hacer nada más, así que desiste, no va a hacerle cosquillas pero aprovechar que se ha alejado para coger más palomitas, ay, cuanto le apetecía. Niega levemente con la cabeza al escucharle.

- Tu ya le dejaste claro que es lo que piensas, supongo que la que debería aclarártelo es ella –o al menos así lo ve, a ella esas cosas suelen darle un poco igual, pero Scott es distinto y el quiere otro tipo de cosas.- ¿Qué le dije a Virgil de qué? Ah, creo que esta en el Caribe –se lo ha inventado, claro, pero como hace mucho que no le ve... pues se lo inventa, en el laboratorio todo están de maravilla. Incluso Peter se siente más liberado y una chica ha dejado de tener ataques de ansiedad, si es que Virgil no sabe llevar esas cosas.

Le ignora. Si quiere come palomitas y si no, no. Pero no va a dejar de comerlas por lo que le diga, demasiado tiene que hacer como para preocuparse por eso. Asiente con la cabeza. La verdad es que ella lo ve así y no le gustaría nada que un tío fuera detrás de ella diciéndole “me gustas” “me gustas”, que a todos nos gustan que nos digan esas cosas, pero... ejé. Y si a ella le gusta Scott ya se lo dirá y sino ya le parará los pies.

- A lo mejor necesita tiempo –dice por decir, porque no lo piensa. – Eh... Virgil no es mi amigo –aclara, creía que eso era algo bastante obvio- y solo nos hemos acostado, se dice acostado –para que no diga “eso”-, una vez... No sé, Virgil es entretenido a veces, molesto la mayor parte del tiempo. –Se encoge de hombros y después se gira para mirarle.- No, me lo he inventado, pero hace tiempo que no viene. A lo mejor se ha caído en la ducha y lleva días muerto en su casa.

No es borde, solo le deja las cosas claras, solo que él a veces puede llegar a ser un poco sensible. Si fuera otra persona pasaría, pero con Scott se siente bastante cómoda, es de las pocas personas a las que le cuenta sus cosas y a la que está dispuesta a aguantar, que no es que sea difícil, pero ese tipo de dramas como el de Ev no se lo soporta a mucha gente. Así que medio recuesta sobre él para apoyar las manos en sus costados y hacerle un poco de cosquillas.

- Puedes llamarle Caraculo Manckël –que seguro que le hace gracia, a él que no le cae para nada bien Virgil. Y es algo que no le extraña. No es que a ella le caiga genial, es solo que... a veces es entretenido, salvo cuando tu vida depende ello.- Sí, solo una vez, no pongas esa cara de limón agrio, que seguro que te alegras –Por su odio y eso. Y sigue haciéndole cosquillas.

- ¿Verdad que sí? Sería genial que su placa, el timbre de su casa, todo cambiará, ¡me lo guardo para una futura broma! –Aunque esa no tiene nada que ver con las “bromas” que se gasta con Virgil, pero sería bastante divertido. Incluso se ríe ella sola. Pero sus risas se ven silenciadas por las de Scott, le encanta como sucumbe la gente a las cosquillas, ella también tiene, por desgracia, pero ahora no es la víctima y entonces mola mogollón.- Es raro. Pero no es tan feo –ay, ahora se acuerda del ojazos con el que estuvo hace poco, hum, ese sí que era más guapo. Ladea la cabeza y mueve las manos para colarlas dentro de la camiseta de Scott y hacerle cosquillas directamente sobre la piel, aunque también, ya que estamos, toca un poco

- Podemos, pero te aseguro que esta será una broma de principiantes para él –aunque a ella le va a hacer gracia, en realidad todo ese tipo de cosas que sean meterse con él le hacen gracia. Aunque Virgil dirá que es demasiado infantil y que se esperaba más, pues mira tú que susto. Va a añadir algo más cuando se da cuenta de que no vale la pena. Ella no ve así a Virgil, no sabe, es raro, eso sí, pero tampoco un muerto de hambre. No le apetece defenderle ni a él ni a su físico así que por eso también se queda en silencio. Y más aun al recibir un beso Eso sí que no se lo esperaba. Se ve obligada a dejar de hacerle cosquillas, pero mantiene las manos sobre la piel del chico y corresponde al beso, aunque no tarda en separarse. Le mira un momento en silencio y después es ella la que alza la cabeza para besarle con algo más de intensidad, casi como si fuera un juego y quisiera ver hasta dónde llega.

Prefiere no explicárselo, le llevaría demasiado tiempo y de todas formas él ya esta al tanto de lo que pasó en el lago de su casa y ese tipo de cosas. Aunque no es exactamente una broma, sabe que fue bastante serio, pero a la vez que serio es aburrido, así que ella se lo toma con humor. De todas formas tiene cosas mejores que hacer. Al notar como Scott aparta el cuenco de las palomitas tiene más libertad para moverse y acabar sentarse sobre él, por comodidad. Sigue moviendo sus labios sobre los del chico e incluso jugueteando con su lengua, que él no se haya acostado con nadie no significa que no sepa besar y es algo que domina, así que en esa parte no va llevar “cuidado”. Sube las manos lentamente con la intención de quitarle la camiseta.

Baja la mirada durante un segundo hacia el torso desnudo de Scott cuando nota como tira de su camiseta así que mueve la cabeza para mirarle y alza las manos, dejando que esta salga. Una vez fuera le mira descaradamente, sin corte alguno y mueve las manos directamente sobre la piel del chico antes de inclinarse para volver a besarle con la misma intensidad de antes, continuando el beso donde lo habían dejado. Por lo menos ese tipo de cosas parece que le salen solas, sería un poco frustrante enseñarle todo aquello que para ella es básico. Quiere que por ahora sea él quien guíe, a ver hasta donde es capaz de llegar sin que le digan cómo seguir, quiere que nazca de él, porque se sentiría un poco mal si a Scott no le nacieran esas cosas con ella, se considera bastante atractiva.

Le gusta ver esa mirada en Scott e incluso se le escapa una sonrisa de satisfacción, pero se ve apagada enseguida por el beso que no dura tanto como a ella e, gustaría porque enseguida tiene que echarse hacia atrás ligeramente para recibir besos en otras zonas. No tiene queja, incluso se deja mover con suma facilidad, cosa que no es de extrañar, para Scott todo es con facilidad. Abre las piernas para dejar que se coloque entre ellas y continúe con los besos. Cierra los ojos y mueve las manos para apoyarlas sobre los hombros de él y acariciárselos, al menos hasta donde llega. De vez en cuando algún suspiro se le escapa de los labios, sobre todo cuando llega a determinadas zonas.